Sang-Sang y las bolas luminosas
Mientras tomábamos helados en una terraza de verano conocimos a Sang-Sang. Sus ojitos rasgados denuncian su origen oriental. Su pelo muy negro, largo pero recogido en una cola contrasta con su blanca piel, que el sol no ha tostado a pesar de que estamos en la Costa del Sol y a mediados de Agosto, se nota que no frecuenta la playa. Tiene un aspecto límpio y lleva un bonito pero sencillo vestido veraniego. Sang-Sang está sola entre las mesas de los veraneantes. Lleva una bolsa de plástico en sus manos y con ella juega dándole vueltas a la vez que ella misma gira en una especie de baile ritual. Luego le llama la atención la melena rubia de una turista inglesa, se acerca y toca ese pelo tan diferente al suyo, la “giri” sonrie...Más tarde habla y se rie con un africano que vende objetos de madera tallada...
Sang-Sang tiene 6 años. Entre las mesas de las terrazas de verano su madre vende collares con bolas luminosas que los niños “giris” lucen en su cuello como algo mágico. Sang-Sang desde lejos siempre está pendiente de su madre que a medianoche, si ha habido una buena venta, le compra un helado de fresa. A su alrededor los pequeños veraneantes han pasado el día inmersos en el consumo, han comprado pelotas, chicles, helados, se han montado en “caballitos” y “cochecitos” mecánicos..... pero en ninguno se ve la cara de felicidad de Sang-Sang mientras se come su helado y al que exhibe como un triunfo en su mano.
Esta chinita ha cautivado a nuestra pequeña Lara y acaban jugando entre las mesas....
lara también ha nacido muy lejos de esta costa. Dos mundos que se encuentran bajo la mágia de las bolas luminosas....
Desde lejos su madre la llama y rápidamente Sang-Sang con obediencia oriental abandona los juegos y acude a su lado, es ya tarde y desde lejos nos sonríen las dos....y desaparecen como los destellos de los collares luminosos.
1 Comments:
Precioso. Me hubiese encantado conocer a esa cría.
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