! Salvar las tortugas !

La tortuga mora es especie protegida en España desde 1993.

En los bazares de las ciudades de Marruecos, podéis ver sus caparazones convertidos en pequeñas cajas de resonancia de ridículas guitarrillas cuyas cuatro o cinco cuerdas emiten espantosos sonidos. Aquí, los predadores no son el águila real, el tejón.....sino los que fabrican esas horribles guitarrillas o los que se dedican a hacerlas carne de sabe Dios que hechizos..

En mi jardín viven desde hace algunos años seis tortugas adultas, es como un campo de refugiados.. Unas las hemos recogido en medio de alguna carretera - ¿de qué huirían?- ...otra fue rescatada, de crueles juegos infantiles, con el caparazón roto...otras me las dieron cuando en la casa donde vivían ya no las querían...Todas se han aclimatado a vivir su libertad en el jardín...

Ellas me demuestran su grado de “inteligencia” cuando acuden a mi lado porque saben que les llevo su comida....y si me retraso golpean con su caparazón la puerta para que no me olvide de ellas...me conocen y me dejan acariciarles su cabecita sin esconderla en el caparazón, deben conocer el olor de mi mano porque no se asustan.

Como hay machos y hembras se aparean en primavera y ellas entierran los huevos en la arena. En Septiembre empiezan aparecer las crías, preciosas, diminutas fotocopias de sus progenitores. Son delicadas y suelen morir muchas de ellas. Este año hay diez crías. Les hemos acotado un pequeño refugio en el jardín, una pequeña guardería, creo que con más control este año van a sobrevivir. De momento están vigorosas y comen bien.

A mí me gustaría poder devolverlas a su ámbito natural pero temo que podrían acabar hechas una guitarra.

Los turistas tienen mucha culpa porque las compran, si no vendieran esas horrendas guitarrillas, no las matarían. ¡Con las cosas tan bonitas que hay para comprar en los bazares!

Hace unos días, unos de los vendedores, a quien yo recriminaba por venderlas, me dijo que ahora las están comprando menos porque en la aduana española las requisan por ser especie protegida. Por una vez me reconcilié con los aduaneros. ¡Que alegría!. A ver si desaparece este comercio y yo puedo llevar a mis refugiadas a la auténtica libertad.