Friday, October 10, 2008

La venganza del santo


Estos días he tenido ocasión de hojear algunos números de la Revista Hispano Africana de los años 1922 y 1923. Era una publicación mensual de la Liga Africanista Española, se publicaba en Madrid pero sus contenidos se referían en exclusividad al entonces Protectorado Español en el Norte de Marruecos y es donde tenía a sus habituales lectores.
Muy interesante regresar, a través de esas publicaciones, a esas fechas tan cargadas de hechos definitivos para la historia de esta parte de África y de España, a su vida cotidiana y costumbres y a la mentalidad de los que creaban opinión en aquella época.
Entre esta maraña de artículos serios, he escogido trasladar aquí una pequeña leyenda que aparece en elnúmero de Abril de 1923, escrito por Clemente Cerdeira (1887-1942), arabista, intérprete y traductor de árabe español, autor entre otros libros de una Gramática española en idioma árabe publicada en Beirut en 1912.
Es la leyenda de un Santo cuya tumba se eleva a orillas del Mediterráneo próxima a la desembocadura del rio Oued-Laou.

LEYENDA DE SIDI BU-HAYA es-SAIDI
(....) Cuentan que Sidi Bu-Haya era gran aficionado a la pesca(...) y sucedió que cierto día, hallándose dedicado a ella, dejó olvidadas a orillas del mar sus babuchas. Unos pescadores extranjeros acertaron a tender sus redes por aquel lado, y uno de ellos, al ver las babuchas abandonadas sobre la playa, las recoge y se las lleva a su faluco. El Santo no tardó en aparecer buscando el calzado, y su indignación fue grande cuando, por las recientes pisadas en la arena, se dio cuenta de lo sucedido. Dio voces al faluco; hizo señales; todo fue inútil: la nave se alejaba veloz, desplegadas al viento sus blancas velas, y el Santo, desesperado, dirige al cielo su mirada, invoca al Todopoderoso y, lanzando un anatema, maldice a los pescadores culpables:
Que cesen de soplar los vientos”, exclama;
y así sucedió; y en la ensenada que forma allí la costa, frente a su “Kub-ba”, ni el Levante ni el Poniente hacen mella y una calma absoluta reina siempre.
Y fue el castigo que el Santo impuso a las futuras generaciones de marineros y pescadores, la de tener que abatir por inútiles las velas de sus embarcaciones y forzosamente tener que remar un gran trecho, si su pretensión es acercarse a la “Kub-ba” donde descansan sus venerados restos.
Y es tradicional la costumbre, conservada a través de los tiempos por los marineros musulmanes, al remar, de ir entonando rezos al Santos, y decirle en voz alta:
“Ia, Sidi Bu_Haya, ten piedad de nosotros, que no somos los que te robaron tus babuchas...Oh, Sidi, ten piedad...”


Es una leyenda de un santo muy humano, porque por muy santo que se sea a nadie le gusta que le roben los zapatos -en su caso las babuchas- y las consecuencias de un enfado pueden continuar por los siglos...
Lo que no se cuenta es si recuperó sus babuchas... pero va a ser que no...

Thursday, October 09, 2008

OTOÑO


Se rasga el silencio...
relámpago y trueno
llueve sobre los jazmines...

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